Vias de Administracion

Formas de alministracion de medicamentos.

Administración oral
El medicamento se toma por la boca para ser ingerido, pasando a la sangre después de su absorción en el estómago o en el intestino.
Cuando se administra el medicamento, el paciente debe estar en posición vertical. Si se encuentra encamado, se recomienda sentarlo o, al menos, mantenerlo incorporado durante unos momentos.
Para facilitar que el medicamento (comprimido, jarabe, etc.) sea deglutido con facilidad debe tomarse un vaso de agua junto con el mismo. Algunos medicamentos pueden tomarse junto con alimentos o zumos, para facilitar su administración. Debe informarse de que no existe ninguna contraindicación para ello.
Generalmente los comprimidos deben ser tragados enteros y no se deben masticar. En el caso de existir dificultad en la deglución, se deberá consultar con su médico o farmacéutico la posibilidad de cambiar a una forma farmacéutica oral líquida o si el medicamento puede ser triturado. Esta operación está contraindicada si los comprimidos son de liberación retardada (el principio activo se va liberando de forma gradual en el tiempo) o si presentan cubierta entérica (principios activos que se inactivan a nivel gástrico).
En los niños pequeños, siempre que sea posible, deben administrarse los medicamentos en forma líquida (jarabes, gotas).
En los lactantes puede facilitarse la administración de líquidos orales mediante una jeringa desechable, sin aguja, introduciéndola en la boca del niño con cuidado. Debe levantarse la cabeza del niño con cuidado para evitar el paso de la medicación a los pulmones (aspiración). Puede también ponerse el medicamento en la tetina del biberón y dejar que el niño chupe su contenido.
Administración sublingual
Esta vía se usa cuando se desea una acción rápida y el medicamento está especialmente diseñado para ser absorbido a través de los vasos sanguíneos de debajo de la lengua. En la administración sublingual el paciente mantendrá el comprimido debajo de la lengua hasta que se disuelva completamente. No debe beber agua ni tragar saliva en exceso hasta que el comprimido desaparezca.
Administración rectal
La administración de supositorios debe hacerse de manera que penetre en primer lugar el extremo terminado en punta, a fin de evitar su expulsión por contracción del esfínter anal.
Ha de introducirse unos 5 centímetros en el conducto anal, para que rebase el esfínter y quede retenido en el interior. Para que el principio activo se absorba bien y pase a la sangre se evitarán las deposiciones hasta pasar al menos veinte minutos, a no ser que se trate de un supositorio laxante (ejemplo, de glicerina).
En niños pequeños, una vez administrado y para facilitar la retención, se recomienda apretar las nalgas del niño hacia dentro durante algunos minutos, para evitar el reflejo de la defecación. En niños mayores puede ser suficiente conseguir que estén distraidos durante unos minutos.
Cuando un supositorio se ablanda y deforma por efecto del calor, puede mantenerse unos instantes en la nevera hasta que recupere su dureza normal.
Administración vaginal
El medicamento (óvulos o tabletas vaginales) deberá introducirse en la vagina tan profundamente como sea posible. Puede utilizarse un aplicador y si es necesario un lubricante (tipo vaselina líquida). La paciente debe mantenerse acostada y con las caderas algo elevadas durante unos cinco minutos después de la administración.
Las cremas y pomadas vaginales se administran mediante un aplicador. El aplicador ha de ajustarse al tubo introduciéndole después en el interior de la vagina. Una vez utilizado debe lavarse la cápsula con agua caliente antes de guardarlo.
Administración ótica
En la administración ótica, el medicamento se dosifica con un cuentagotas y se aplica en el conducto auditivo auditivo. Antes de administrar las gotas deben templarse, manteniendo el frasco del medicamento en la mano durante unos segundos aproximadamente hasta que la solución alcance una temperatura cercana a la corporal (37ºC). La administración de las gotas demasiado frías sería desagradable y puede causar vértigo.
El paciente debe recostarse de lado, con el oído afectado en la parte visible y otra persona le administrará el fármaco. Una vez aplicadas las gotas se tirará suavemente de la oreja hacia arriba y hacia atrás, para facilitar que el medicamento llegue a las zonas más internas. El paciente debe permanecer recostado de esta forma durante unos minutos para dar tiempo a que el medicamento alcance toda la cavidad ótica. Si fuera necesario se repetirá la operación para el otro oido.
Las gotas deben dejarse caer en el interior del orificio auditivo sin que la punta del cuentagotas toque la superficie del mismo. Las gotas deben resbalar por las paredes del conducto y no aplicarse directamente sobre el tímpano.
Administración nasal
  • Gotas
    El paciente debe estar con la cabeza inclinada hacia atrás o bien acostado boca arriba, con una almohada debajo de los hombros, para que la cabeza queda ligeramente inclinada hacia atrás sobre la espalda. Previamente a la administración el paciente deberá sonarse suavemente la nariz. El cuentagotas, orientado ligeramente hacia arriba, se introducirá en el orificio nasal, no más de un centímetro y medio. Instilar las gotas en el orificio y a continuación hacerlo en el otro si así se hubiera recetado. El paciente debe permanecer en esta posición dos o tres minutos, respirando por la boca durante un rato. De esta manera, el medicamento no será inspirado hasta los pulmones. Se debe evitar que la punta del cuentagotas se ponga en contacto con la superficie del orificio nasal ya que es muy fácil que se pueda contaminar. Se recomienda no utilizar durante mucho tiempo un mismo frasco de solución (máximo un mes) y, en el caso de que se observen cambios de color o precipitados debe desecharse el frasco. Es recomendable que cada frasco sea utilizado por una sola persona. Después de la administración, es frecuente que se note el sabor del medicamento en la boca o garganta, pero esto es normal y no debe ser causa de alarma. Antes de administrar las gotas nasales a niños pequeños se calentará el frasco a la temperatura corporal (35-37 ºC), manteniéndolos durante unos segundos en las manos. En lactantes y niños muy pequeños debe situarse la cabeza de manera que quede el cuello extendido y se puedan ver bien los orificios nasales. Una vez administradas las gotas, el niño seguirá de espaldas durante tres o cinco minutos, pero vigilando para que no pase medicación o mucosidades a los pulmones. Si aparece tos, sentar inmediatamente al niño y darle suaves golpecitos en la espalda hasta que ésta desaparezca. En el lactante, la congestión nasal puede dificultar el acto de mamar. Las gotas nasales deberán administrarse de quince a treinta minutos antes de la hora de la ingesta.
  • Nebulizadores
    El paciente debe sentarse erguido, con la cabeza inclinada hacia atrás. Nebulizar el medicamento horizontalmente al interior del orificio nasal. Inclinar más la cabeza hacia atrás y nebulizar de nuevo para que el medicamento llegue bien a las fosas nasales. Al mismo tiempo, cerrar el otro orificio e inspirar a través del que se acaba de nebulizar. No debe abusarse de la administración de gotas o sprays nasales. Las fosas nasales están muy bien irrigadas por vasos sanguíneos y el medicamento puede pasar a la sangre y dar lugar e efectos secundarios generales.
    Administración oftálmica
    Los preparados oftálmicos son formas farmacéuticas, gotas (colirios), pomadas y baños que se aplican directamente sobre el ojo. Antes de administrar el medicamento deben limpiarse bien las secreciones del párpado con una grasa estéril. El paciente, con la cabeza inclinada hacia atrás y ligeramente hacia un lado, de forma que el ojo no afectado quede situado algo más alto que el ojo enfermo. De esta manera se evita el paso de medicamento al conducto lacrimal y su posible absorción, previniendo el paso de infección al ojo sano.
    El paciente ha de mantener los ojos abiertos, mirar hacia arriba, bajándole entonces el párpado inferior con el dedo. Aplicar las gotas o la pomada en el saco que se forma en la parte inferior y no directamente en la superficie del ojo o de la pupila, zonas muy sensibles que pueden lesionarse con facilidad. Debe cuidarse que el cuentagotas o el tubo de pomada o aplicador no entren en contacto con el ojo.
    Una vez administrado el medicamento, dejar libre de nuevo el párpado del paciente e indicarle que parpadee para que el medicamento se distribuya bien por todas las zonas. Si hay que administrar más de una gota, déjese que el paciente parpadee antes de aplicar la segunda gota.
    Después de aplicar la pomada, el paciente debe permanecer uno o dos minutos con los ojos cerrados. También después de poner pomada en los ojos, el paciente puede tener unos momentos de visión borrosa.
    Una vez que se ha abierto el frasco, éste deja de ser estéril. Para impedir la diseminación de microorganismos, no debe tocarse parte alguna con el cuentagotas o aplicador. Se recomienda que sea desechado al mes de su apertura, como máximo. Cada frasco es de uso personal y no debe ser administrado a otras personas.
    Administración tópica (pomadas, cremas, etc.)
    Antes de administrar pomadas o cremas se deben lavar las manos y la zona de aplicación, excepto en aquellos casos en los que el médico dé instrucciones especiales. Se aplica una pequeña cantidad del preparado sobre la zona a tratar y se extiende suave y uniformemente. Posteriormente, se lavarán de nuevo las manos para evitar que la pomada, por contacto, pueda llegar a la boca o a los ojos.
    En algunos casos, las normas de administración serán más específicas como, por ejemplo, la recomendación de uso de guantes, de evitar el contacto con la ropa por la posibilidad de manchas, etc.
    Administración transdérmica
    Los parches se administran sobre la piel, en una zona libre de vello. Se recomienda cambiar la zona de aplicación del parche regularmente para prevenir una irritación local.
    Inhalación de aerosoles por vía bucal
    El medicamento contenido en el spray penetra por la boca y, en forma de pequeñas partículas de polvo o minúsculas gotas, ha de llegar a los pulmones. Si no se sigue una técnica correcta de administración es muy posible que el medicamento quede depositado en la boca o en la primera parte del tubo respiratorio y no produzca el efecto beneficioso que se persigue.
    Debe aprenderse bien cómo se realiza la administración y, si fuera necesario, entrenarse con unos sprays especiales inactivos (placebos) o solicitar información directa de un profesional sanitario. Debe seguir las instrucciones de forma de administración descritas en el prospecto del medicamento prescrito.
    De forma general, antes de la administración debe agitarse bien el frasco. A continuación, expulsar completa y lentamente el aire de los pulmones y colocar el aplicador del dispositivo en la boca, cerrando los labios sobre el mismo. Iniciar la inspiración y cuando ya se lleven unos instantes inspirando, presionar el dispositivo dosificador, inspirando al mismo tiempo profunda e intensamente. Contener la respiración para lograr la máxima penetración y esperar por lo menos veinte minutos antes de realizar una segunda administración, si así ha sido prescrita.
    En niños o ancianos con dificultad de coordinación puede facilitarse la administración tapando los orificios nasales en el momento de la inspiración.
    Administración parenteral
    Es la introducción del medicamento directamente en el organismo por medio de inyección. Esta administración debe realizarla un profesional sanitario (ATS, DUE), ya que requiere una técnica y cierta experiencia. En algunos casos, el propio enfermo o un familiar pueden y deben aprender a inyectarse determinados tipos de medicamentos (ejemplo, insulina en diabéticos), pero es necesario que posean unos conocimientos y un entrenamiento adecuado.
    • Administración intradérmica Se inyecta el medicamento debajo de la piel. Se utiliza en pruebas de alergia, diagnóstico, etc.
    • Administración subcutánea La inyección es un poco más profunda, en una zona grasa y con escaso riego sanguíneo. El medicamento pasa lentamente a la sangre. Dos fármacos típicos que se administran por esta vía son la insulina y la heparina.
    • Administración intravenosa Es la inyección directa de un medicamento en la vena. Es un procedimiento muy común en los hospitales, pero prácticamente no se utiliza a domicilio.
    • Administración intramuscular. Es una inyección más profunda que la subcutánea, que permite depositar el medicamento en el tejido muscular, desde donde pasa a la sangre. Es la más utilizada de las administraciones parenterales en los tratamientos domiciliarios y puede hacerse en cualquier zona donde se presente una masa muscular importante con ausencia de grandes vasos o nervios. Lo más común es la administración en el glúteo. Este tipo de inyecciones es particularmente difícil y peligroso en niños pequeños, por la posibilidad de afectar algún nervio, al ser la masa muscular mucho menor.